Las últimas estimaciones mundiales de la OIT para el trabajo infantil indican que, en comparación con otras regiones del mundo, en el África el avance respecto de la erradicación del trabajo infantil es menor. Esta región tiene la mayor incidencia de niños y niñas económicamente activos – el 26,4 por ciento del total de niños y niñas de 5 a 14 años de edad, en comparación con el 18,8 por ciento en el caso de Asia y el Pacífico, y el 5,1 por ciento en América Latina. En términos absolutos, se ubica en segundo lugar por detrás de Asia, y el número de niños y niñas que trabajan asciende a 49,3 millones. Es evidente que el problema se ve agravado por los persistentes problemas que plantea la pobreza extrema y difundida, el elevado crecimiento demográfico, la pandemia de VIH/SIDA, las crisis alimentarias recurrentes y la inestabilidad política y los conflictos.
En muchos países del Africa, los niños y niñas siguen siendo víctimas de muchas de las peores formas de trabajo infantil, de las cuales las más preocupantes son la trata de niños y niñas, el reclutamiento de niños y niñas en conflictos armados, la minería en pequeña escala, el trabajo peligroso en la agricultura, la explotación sexual comercial, y el trabajo doméstico. Se sabe que en algunas zonas, además, sigue habiendo niños y niñas atrapados en situaciones de servidumbre por deudas y de esclavitud.